23 de agosto de 2011

280411


El suave palpitar de un alma vacía.
Carente de nada. Carente de ti.
Un alma que siente, un alma que sabe.
Un alma marchita de melancolía,
de tristezas infundadas en anís,
de mares de pensamientos incongruentes,
de cientos de sentimientos inexorables.
El alma carente de si, carente de alma.
Aquella alma que suspira por una herida.
Una herida profunda, que mata.
Una herida hasta el fondo de su ser.
Y la suave brisa que acompaña
mece a el desprovisto corazón.
Mueve y remueve sentimientos vacíos de razón,
vacíos de nada, vacíos de ti.
Un corazón mil veces roto, Un corazón cicatrizante
Un corazón sin sangre por la que latir.
Y el sol iluminante, que brilla en fulgor.
Un fulgor que enceguece.
Enceguece e inmola.
Elimina el placer del sentir.
Sacrifica el mal del bien
Que dimite del vivir.

No hay comentarios: