24 de abril de 2011

240411




Y leo y no entiendo. ¿Cómo escribir algo sin sentirlo, sin padecerlo? ¿Cómo ser capaz de mentir, de desterrar palabras ajenas? Increíble e impensable. Lo es para mí. Empero, yo continúo escribiendo. Con palabras monótonas, siempre hablando de lo mismo, amor y desamor, soledad y gloria. Y ahora que leo, cientos de páginas escritas para ti, para cada faceta de ti, y me doy cuenta, razono, que no escribo para ti. Escribo para un alma en desuso que se niega a abandonar un pobre cuerpo maltrecho. Un alma con corazón. Con un corazón roto en mil pedazos. Pedazos que te pertenecen a ti, a cada faceta de ti. Continúo escribiendo como si mi alma tuviera cuerpo, como si mi cuerpo tuviera alma, como si las palabras me pertenecieran, como si yo me perteneciera, como si algo me perteneciera. Sin embargo nada es mío. Todo lo imperecedero muere en un bucle de insomnio e insensatez continúa de las cosas que creía mías y no lo son. Y entonces lo entiendo todo. Todo y nada puedo escribir. Todo y nada son ajenos a mí. Por eso ahora entiendo, empáticamente entiendo cómo se escribe sin sentir y sin padecer, mintiendo y desterrando palabras ajenas. Todo lo que escribo no me pertenece, es ajeno. Todo lo que siento, o percibo sentir, no lo siento. Todo hace parte del gran teatro que llaman vida. Por eso escribo sobre la vida, sobre cómo creo yo mi vida, cómo construyo un camino de sentimientos inconexos e inconclusos, llenos de contradicciones y sentimientos ajenos y aparentes. Cómo las apariencias fingen serlo y no lo son, cómo se confunde un mundo de realidad con algo que engendro en mi mente, en mi aparente mente. Cómo confundo realidad con fantasía y cómo se entremezclan para crear mi vida. Una vida que sigue, y yo seguiré tras ella, envuelta en falacias diarias que agudizan mi sentido de realidad, que confunden mi acerba fantasía y me llevan a la confusión. 

18 de abril de 2011

100411

Y en lo prohibido del amor se ve tu ser, solo, pensando. Y mientras piensas, pienso en ti, en tu figura inocua que deviene hacia mí. Eso es malo. Salvaje y malo. Y eso es nocivo, perjudicial. Me hace daño. Le hace daño. Nos hace daño. Y tú ni te enteras. Alejado de la realidad misma de las palabras, de esas palabras no dichas que se desnudan ante ti. Complicas cada extremo de mi ser, lo enredas de maneras insospechadas, inesperadas. Y suspiro. Y desvarío. Y me niego a creer cuanto poder existe en el mundo, concentrado en pocos movimientos que hacen que yo dude de mi existencia, de mi decencia. Y eres depredador de mis extraños pensamientos dicótomos, pensamientos vacilantes y errantes, confusos y con la propiedad de sublimar cada palabra sucia y venenosa que pasa por mi mente. Y tú, alejado de la realidad no sabes, no imaginas cuanto poder hay en ti, cuanta energía cinética se produjo en esos pocos instantes de ensoñación. Cuantos suspiros disfrazados de cansancio. Cuanto desprecio por lo que tengo, pues no eres tú. Y esto acabará. Quiero que acabe. O que empiece. Y entonces vuelves tú, ciego de mí, ciego de mis palabras. Y yo me rehúso a seguir en esta espiral, pues al final terminaré sola, sin ti. 

060411

Y quiero decirte algo diferente a que te amo
Porque simplemente decirlo no es suficiente
Gritarlo es angustiante, pero necesario
Y respirarlo es lo que hago a diario
Sin embargo no encuentro que decir
¿Te idolatro, te deseo, te adoro?
Sí. Lo hago. Pero no es suficiente.
Mi cuerpo urge encontrando una palabra
Un suspiro, un desvelo que lo diga
Pero mi cuerpo lo sabe
Mi mente, mi corazón, mi alma
Lo saben
Esperar es lo único que queda
Y cuando te bese entenderás cuanto te amo
Cuanto te deseo, cuanto de idolatro, cuanto te adoro.
Esperar para seguir esperando
Esperar para esperar nuestra eternidad
Nuestro abstracto y absoluto destino.
Juntos. Siempre.
Y entonces, sólo entonces entenderás
Que no hay palabras.
Ni mil ni una ni cien
Para decir lo que el corazón siente,
Para expresar lo que el cuerpo aclama,
Para gritar lo que el alma aclama.

290311

Siento como entre mi cuerpo se estremece tu aliento,
Aliento inalcanzable indeleble, imperioso.
Siento el fulgor de mi alma, vibrando en sintonía.
Sintonía con tu cuerpo, con tu alma, contigo.
Siento el devenir de la vida, siendo, viviendo,
Viviendo en un suspiro eterno que grita tu nombre.
Siento como verdea del fondo de mi alma,
Alma nunca entregada, pero ahora tuya.
Siento y siento, y sigo sintiendo
Sintiéndote, sintiéndome, sintiéndonos.

Te vi.

Y al voltear mi vista te vi. Eras grande. No eras tú. Y al voltear la vista te vi. Eras tú, pero no mío. Y al voltear la vista te vi. Estabas a mi lado. Siempre. Y al voltear la vista te vi. Y no estabas. Pero me acompañabas. Y al voltear la vista te vi. Y te seguí viendo. Anonadada. Y al voltear la vista te vi. Y gracias al cielo te vi. Gracias al cielo era tú, tan diferente a ti. Eras tú. Estabas para mí. Siempre. A mi lado.