18 de abril de 2011

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Y en lo prohibido del amor se ve tu ser, solo, pensando. Y mientras piensas, pienso en ti, en tu figura inocua que deviene hacia mí. Eso es malo. Salvaje y malo. Y eso es nocivo, perjudicial. Me hace daño. Le hace daño. Nos hace daño. Y tú ni te enteras. Alejado de la realidad misma de las palabras, de esas palabras no dichas que se desnudan ante ti. Complicas cada extremo de mi ser, lo enredas de maneras insospechadas, inesperadas. Y suspiro. Y desvarío. Y me niego a creer cuanto poder existe en el mundo, concentrado en pocos movimientos que hacen que yo dude de mi existencia, de mi decencia. Y eres depredador de mis extraños pensamientos dicótomos, pensamientos vacilantes y errantes, confusos y con la propiedad de sublimar cada palabra sucia y venenosa que pasa por mi mente. Y tú, alejado de la realidad no sabes, no imaginas cuanto poder hay en ti, cuanta energía cinética se produjo en esos pocos instantes de ensoñación. Cuantos suspiros disfrazados de cansancio. Cuanto desprecio por lo que tengo, pues no eres tú. Y esto acabará. Quiero que acabe. O que empiece. Y entonces vuelves tú, ciego de mí, ciego de mis palabras. Y yo me rehúso a seguir en esta espiral, pues al final terminaré sola, sin ti. 

1 comentario:

aRTURoP dijo...

sencillamente hermoso